Comentario al Evangelio del Domingo día 1 de Mayo de 2016

Por caminos desconocidos (Juan 14,23-29)
Por caminos desconocidos nos llevan la vida y el Evangelio.
Vivir es acoger situaciones y experiencias nuevas, para las que no estábamos preparados, que llenan de sorpresa o zozobra nuestro corazón. Sin esperarlo abandonamos el regazo materno y formamos un grupo de amigos en ilusiones e intimidad; sin esperarlo sentimos sediento nuestro corazón y nos enamoramos; sin esperarlo acogemos, alegres e inconscientes, la gracia de ser padres; sin esperarlo somos los responsables y cimientos de un hogar; sin esperarlo vemos cómo la vida nos pasa por delante y nos reta a sumergirnos en ella.
No tengas nunca miedo, a cada nuevo reto de la vida, el Espíritu nos acompaña, nos fortalece y nos protege. No temas, afronta los retos con sensatez y audacia, poniendo de tu parte todas tus luces y energías, que el Señor nos prometió su Espíritu: El Padre enviará en el nombre de Jesús a un Defensor, al Espíritu.
No dejes la vida pasar delante de ti sin vivirla en profundidad. Los caminos ya recorridos no nos llevan a lugares nuevos. Estamos en la hora de reinventarnos. Cada parroquia, cada comunidad cristiana, cada grupo de la Iglesia ha de asumir la invitación que Dios nos hace en la claridad de la mañana, en los perfiles de un rostro, en la inquietud honda por vivir al impulso del Espíritu.
El reto de nuestro tiempo es ser creativos, ir recorriendo como Iglesia los caminos del Evangelio. Caminos que compartimos con los jóvenes y las familias, con los enfermos y los refugiados, con los que dudan y retroceden, con los que buscan una economía más humana, con todos los que creen.